miércoles, 30 de septiembre de 2015

filosifiemos un poko

Psicología existencial

Sartre rechazó durante décadas la noción del Unbewußtsein («lo inconsciente»), particularmente la planteada por Freud. Argumentaba que lo inconsciente era un criterio «característico del irracionalismo alemán», y por tal motivo se oponía a una psicología que se basara en un «irracionalismo».
De este modo es que Sartre intentó un «psicoanálisis racionalista» al cual llamó «psicoanálisis existencial», basándose en una total autocrítica del sujeto hasta profundización que eliminara la «mala fe», que es un autoengaño (basado principalmente en racionalizaciones) por las cuales el sujeto pretende tranquilizarse, y al tratarse precisamente de «fe», el individuo cree ciegamente en ellas sin cuestionarlas. Y argumenta: «Un ser humano adulto no puede ni debe estar defendiendo sus defectos en hechos ocurridos durante su infancia, eso es mala fe y falta de madurez».

Conclusiones

Las posturas radicales y pesimistas de Sartre que aparecen en la novela La náusea (1938) y en El ser y la nada (1943) evolucionaron hacia una postura algo más optimista en El existencialismo es un humanismo (1946). Ahí ya no insiste en que el hombre sea una «pasión inútil», sino que el existencialismo se presenta como una doctrina de la acción, aunque permanezca la angustia.
El humanismo clásico admira a la humanidad en virtud de las producciones o valores de algunos hombres concretos, y considera que esencialmente el ser humano es el más perfecto de todos los seres, pues está hecho a semejanza del Dios trascendente. Este humanismo clásico es absurdo, dice Sartre. Frente a él, el existencialismo es un humanismo porque es una filosofía de la acción y de la libertad: la dignidad humana radica en la libertad; gracias a ella el ser humano siempre trasciende su situación concreta, aspira al futuro sin estar determinado por su pasado, se traza metas y construye su ser. De ahí que el existencialismo sea también una doctrina de la acción. Además, es una teoría para la cual el único universo es el universo humano. Esto quiere decir que la esfera de cosas con las que el hombre trata no está marcada por algo trascendente, ni por la naturaleza. La esfera de cosas que atañen al hombre depende de su propia subjetividad; no hay otro legislador que el hombre mismo.

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